Shalom Oruga, La Parashá Chayei Sarah (Génesis 23:1–25:18) comienza con la muerte de la matriarca Sara, esposa de Abraham, y concluye con la vida y la muerte de Abraham. Aunque en un sentido literal relata eventos muy concretos, desde una perspectiva mística cabalista, esta porción es una profunda lección sobre la muerte, la resurrección, la continuación de la vida a través de las generaciones y la transmisión de luz espiritual a través de los actos de fe.
En la Parashá Chayei Sarah, Sara muere a la edad de 127 años. La muerte de Sara es un evento que no se ve simplemente como el fin de la vida física, sino como un punto de transformación espiritual. Desde la cabalá, la muerte es vista no como una desaparición, sino como una transmutación de energía. La "muerte" de Sara simboliza la ascensión de su alma a una mayor luz espiritual.
En términos cabalistas, Sara representa la esfera de Jésed (misericordia o bondad), una cualidad que se asocia con la energía expansiva, la apertura, la generosidad y el dar sin restricciones. En la muerte de Sara, vemos cómo esta energía se eleva y se "libera" del cuerpo físico para continuar su existencia en un plano superior. Esto se conecta con el concepto cabalista de Neshamá (alma), que trasciende la vida material y busca unirse con las energías divinas de la Sefirá correspondiente.
La muerte de Sara también refleja el fin de un ciclo, pero a través de ese fin se activa el inicio de un nuevo ciclo, simbolizado por la compra de la Cueva de Macpela por Abraham, donde será enterrada. Esta cueva, que será el lugar de descanso final no solo de Sara, sino también de Abraham, Isaac, Rebeca, Jacob y Lea, simboliza un portal entre el mundo material y el espiritual, entre lo mundano y lo eterno.
Cuando Abraham compra la Cueva de Macpela, no lo hace solo como un acto de propiedad material, sino como un acto de transmisión espiritual. Al igual que Sara, que representa la luz del Jésed, Abraham representa la energía de Guévurá (rigor o restricción), una cualidad que otorga estructura y forma. Estos dos aspectos, Jésed y Guévurá, son complementarios y juntos forman el equilibrio necesario para el crecimiento espiritual.
Abraham, como patriarca, transmite el linaje espiritual a través de sus actos. Su compra de la cueva no solo asegura el cuerpo de sus antepasados, sino también el legado espiritual que se continúa con la unión de Isaac y Rebeca, que dará lugar a una nueva generación de justos. Desde la perspectiva cabalista, esto simboliza la perpetuidad de la luz divina a través de las generaciones, un proceso que nunca termina, ya que cada generación transmite su conocimiento espiritual y su luz al siguiente.
Un aspecto importante de esta parashá es la historia de la búsqueda de una esposa para Isaac, que culmina con la llegada de Rebeca. En el nivel más profundo, esta historia representa la unión entre lo físico y lo espiritual. La búsqueda de Rebeca simboliza la búsqueda del alma perfecta que se alinea con la misión divina de la persona. En la cabalá, la unión de Isaac y Rebeca representa la unión entre las fuerzas de Jésed y Guévurá (en el caso de Isaac y Abraham) y la alineación de la voluntad humana con la voluntad divina.
Rebeca, quien se muestra dispuesta a dejar su hogar y seguir a Eliezer, el siervo de Abraham, hacia un destino incierto, refleja la disposición del alma para unirse con lo divino sin conocer el resultado. Esta entrega total simboliza la confianza en el plan divino, un principio fundamental en la tradición cabalista: la aceptación de que el alma está siempre guiada por un propósito superior, más allá de lo visible o comprensible en el plano físico.
La Cueva de Macpela es un lugar de descanso eterno, pero también es un símbolo profundo en la tradición cabalista. La palabra "Macpela" en hebreo se asocia con la idea de duplicación, de "doble" o "repetición". Desde una perspectiva cabalista, este término simboliza el concepto de Tikun(rectificación o reparación) a través de las generaciones. La cueva representa un espacio de unión entre lo físico y lo espiritual, un lugar donde las almas de los justos descansan mientras esperan la resurrección final.
Este concepto de Tikun también está relacionado con la idea de que cada acción en el mundo material tiene una repercusión espiritual, y que a través de la rectificación y el trabajo espiritual, la energía divina se eleva y se purifica. Cada vez que una persona rectifica un aspecto de su vida o libera una energía negativa, está acercándose a la restauración final de la luz en el mundo, una restauración que ocurrirá en la era mesiánica.
Desde la mística cabalista, Chayei Sarah nos enseña varias lecciones clave:
La muerte no es un fin, sino una transformación. La muerte de Sara y la compra de la cueva son símbolos de la ascensión espiritual y la transición hacia una luz más elevada.
La unión de Jésed y Guévurá es esencial para la armonía espiritual. La interacción entre las cualidades expansivas de Sara y las cualidades estructurantes de Abraham crea el fundamento para la perpetuación de la luz divina.
La transmisión espiritual a través de las generaciones. La luz divina no termina con una sola generación, sino que se transmite, crece y se expande a través de las generaciones, simbolizando el eterno flujo de energía divina en el mundo.
La confianza en lo divino. La historia de Rebeca refleja la importancia de la fe y la disposición para seguir el camino espiritual sin importar las circunstancias, confiando en que todo está bajo el control divino.
El poder de la rectificación. La Cueva de Macpela es un símbolo de la rectificación de la energía a través de las generaciones y de la conexión entre el mundo físico y el espiritual.
La Parashá Chayei Sarah ofrece una rica lección sobre cómo la muerte y la vida están entrelazadas en el ciclo eterno de la creación y la transformación. A través de la mística cabalista, aprendemos que cada acción, cada paso en nuestro camino espiritual, tiene un impacto profundo no solo en nosotros mismos, sino en las generaciones que siguen. La clave para un viaje espiritual exitoso radica en la capacidad de transformar nuestra vida cotidiana a través de la conciencia, el compromiso y la conexión con lo divino.
Yoeslina Javier ✍🏼
✨¡Deseo que brilles!✨